domingo, 29 de diciembre de 2019

25. Al sur.


Los ojos le pesaban, con dificultad se sentó en la cama. Al ver a su al rededor, una taza caliente de té le esperaba en la mesita de noche. La habitación le causo nostalgia, había estado aquí hace casi un año.

Se asomo a la ventana para ver el tiempo, como recordaba, estaba nublado. Realmente no podía saber la hora, las nubes grises lo hacían incierto.

Tomo su playera de cuello alto, y con delicadeza se la puso. Cuando estaba dispuesto a abrir la puerta del cuarto, alguien más se le adelanto desde afuera. Hansel y Neo lo miraron aliviados, por fin había despertado.

Neo: Cuanto tiempo sin verte viejo amigo. Ya me han contado lo de las cartas, una lastima que no les hayan llegado a tiempo.

Delico: Neo, que alegría verte.

Hansel: Ven, las chicas están en la sala, se pondrán felices al verte.

Con pasos lentos, pues el cuerpo le dolía, llegó a la sala, donde Darkness tomaba café, y Midori leía una revista vieja.

Midori: — Interrumpe su lectura para ver a Delico, los dos comparten la mirada, están feliz de verse el uno al otro—

Delico. ¿Cuantos días estuve dormido?

Darkness: Los suficientes para que Miram te cuidara.

Hansel: Durmió contigo toda la noche, que celos —Dice de broma.

Como si la hubieran invocado, Miram salio de la cocina con una bandeja y más tazas encima.

Midori: Deja te ayudo con eso. — Se levanta de su asiento, tomando la bandeja.

Miram: Gracias Mido. ¡Oh Deli! , al fin estas bien.

Delico: Estoy bien gracias a ti. Disculpa las molestias.

Miram se sonroja un poco, dando pequeñas palmaditas al aire.

Miram: No fue nada, me gusta ayudar, ya sabes.

Neo toma asiento, pero primero bebe un poco de té.

Neo: ¿Qué harán ahora?

Delico recorre la habitación con la mirada, como si buscara algo o a alguien.

Darkness: No podemos regresar a casa, seguro ya saben donde vivimos.

Midori asiente, reafirmando lo que su amiga acababa de decir.

Se quedaron unos minutos en silencio, hasta que este fue interrumpido por el chirrido del timbre. Neo se apresuro a abrir, Daerlix se adentro a la casa, sosteniendo bolsas de compras.

Daerlix: Traje las vendas y el algodón. Mylo y Oli tuvieron que hacer otras cosas, pero te mandan saludos. — Voltea a ver a Delico.

Delico: Gracias, me hubiera gustado verlos.

Hansel: Quien quiere ver a esos dos, cuando tenemos a esta belleza frente a nosotros. — Delico podía jurar que le estaban  brillando los ojos cuando dijo aquello.

Daerlix deja salir una risita, ¿estaba conmovida o apenada? De todas formas, su presencia hacia que le palpitara el corazón a dos de ellos.

Midori suspira derrotada.

Midori: ¿Ahora viviremos en la calle?

Hansel: Una lastima que Sweet Lips quebrara, podríamos haber pedido asilo ahí.

Darkness: No hubiera sido un lugar...apropiado.

Hansel: Pero si muy acogedor.

Midori niega con la cabeza.

Miram: Podriamos buscarles una casa cerca, ¿cierto Neo?

Neo: Su camino no está en esta ciudad. — Se cruza de brazos.

Daerlix: Yo podría ayudarles.

Hansel: Te escuchamos.

Daerlix: Hace unas semanas me heredaron la casa de una tía. Está hasta el sur de la ciudad, además es muy grande, y fría — Se estremece— No pienso vivir ahí. Pero si ustedes la requieren, estaría muy feliz que la ocuparan.

Hansel: Eres un sol. ¡Pues ya esta hecho! Nos vamos al sur muchachos.

Midori: ¿Pero el sur no era una zona que querías evitar?

Hansel: Bueno sí, pero en este momento no estamos para ponernos dignos. — Se encoge de hombros.

Darkness: Sera un cambio gigante. —Suspira.

Delico: ¿Y qué sera de ti Daerlix?...Si, si se puede saber.

Daerlix: No te preocupes por mi, vivo con unas amigas en una residencia cercana. Podre visitarlos y llevarles un poco de fruta.

Hansel: ¡Esplendido!

Daerlix vuelve a reír.

Darkness: ¿Entonces...? Viviremos en la casa abandonada de la tía, a kilómetros de distancia de nuestra casa, ¿sin nada?

Hansel: Podemos ir por nuestras pertenencias, no todas evidentemente. Solo lo necesario hasta que se calmen las cosas.

Midori: Faltan unas horas para el anochecer. Debemos actuar ahora o nunca.

 Los cinco se despidieron de Neo y Miram, haberlos visto fue bastante agradable. Caminaron el mismo camino que habían tomado cuando lo reclutaron, el olor a tierra mojada y la hierba le hacían suspirar.

Hansel: Imagina que tuvimos que hacer todo este recorrido con tu cuerpo inconsciente.

Delico: Lo...lo lamento.

Hansel: Jaja, no te preocupes hombre, todo sea por tu bien. Por nuestro bien.

Midori: ¡Somos una familia!

Hansel: Así es Mido.

Daerlix: Que lindos.

Hansel: No más que tú, guapa. — Le guiña un ojo.

Delico tenia que admitirlo, sentía una presión en el estomago cada que Hansel coqueteaba con Daerlix. ¿Eran estos celos?

El camino fue largo, y agotador. Al llegar al edificio gris y manchado por la lluvia al cual llamaban casa, entraron sin más. Tomaron lo necesario, llenaron escasamente mochilas con sus cosas. El tiempo que estarían fuera era incierto.

El adaptarse a un nuevo hogar les causaba muchas emociones, miedo, curiosidad, esperanza. Lo único que los alentaba era que estarían todo juntos, además habían hecho una nueva amiga.

Delico miro por ultima vez a través de su ventana, la nieve cubría las calles tenuemente iluminadas,la noche abrazaba la ciudad, a decir verdad, extrañaría esa vista.






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Les dejo nuevamente una canción uwu

Espero les guste el capitulo, es cortito y tranquilo, justo para despedir el año.

Muchas gracias por el apoyo que le has dado a mi historia desde hace tres años, vamos por el cuarto.

Sé que Blogger se ha vuelto un lugar solitario, pero de verdad, agradezco muchísimo que entre hasta acá para dejar un comentario tan lindo como siempre <3

Mis mejores deseos para el 2020, y que tengas un bonito fin de año.

Con mucho amor, 

Luna






jueves, 26 de diciembre de 2019

24. Bestia de jade.


Mirara donde mirara, no había escapatoria de frente. Aquel hombre que le tapaba el paso empezó a girar las cadenas, haciendo que las cuchillas rozaran contra el piso, una y otra vez. Delico se quito la chamarra, tenia tiempo que no era necesario auto lesionarse para defenderse.

En su desesperación, y al ver que cada vez las cuchillas se acercaban más y más, opto por morderse la mano, arrancando un poco de piel, haciendo que la sangre empezara a brotar, ¿pero eso sería suficiente?


-
En el camino, Midori corría, corría lo más rápido. Maldecía no contar con un teléfono en esos momentos. La casa estaba a pocos metros, cuando un par de personas le bloquearon el camino, el desfile navideño había empezado.


Delico observo a su oponente, había tomado el mango de los cuchillos, intento impactar el filo contra su torso, pero él lo impidió endureciendo su brazo con su sangre, sin embargo logro perforar un poco su piel, haciendo que aquel liquido rojo cayera al piso.

Delico: ¿Trabajas para Dolce Pianto? — Pregunta ingenuamente, no puede evitar hacer una mueca de dolor, empezaba a arderle.

Desgraciadamente no recibió respuesta. Pero muy en el fondo sabía que era así.


-
Le costo un par de minutos pasar por toda la multitud. Finalmente cuando llegó a su destino, los chicos la miraron extrañados, podían sentir su angustia.

Midori: Delico desapareció.

Aquellas palabras fueron suficientes para interrumpir las actividades de sus amigos. Tomaron los primeros abrigos que encontraron y se fueron en marcha.


Al querer defenderse pudo hacer unas cuchillas que salían de su brazo, con eso detenía los golpes de aquellas piezas de Jade. Aunque lograra detener y esquivar la mayoría de los golpes, otros rasguños y heridas superficiales quedaban impregnadas en su piel.

Empezaba a sentirse exhausto, tal vez la perdida de sangre le estaba afectando. Cuando finalmente toco pared de aquel callejón, vio unas escaleras para incendios oxidadas, inestables. Si lograba llegar a ellas, tal vez podría subir a la azotea.

Su rival tomo sus dos cuchillas firmemente, con toda la fuerza las dirigió a la cabeza de Delico, pero este las detuvo con su brazo, y al ver la oportunidad, le clavo una de sus cuchillas de sangre a un costado del estomago.

Le sorprendió que en vez de retirarse, luchaba desesperadamente para devolverle el golpe. Su única oportunidad de distracción había sido saboteada por la perseverancia de aquel chico.


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Le preguntaron a las personas, describían con cada detalle la apariencia de su amigo. Fueron a los locales en los que habían estado, nadie lo había visto. ¿Qué harían ahora?

Hansel: Vamos a separarnos, Darkness, revisa la zona norte del centro, nosotros iremos al sur. Nuestro punto de reunión sera bajo el árbol gigante de navidad. — Saca unos pequeños radios de su pantalón. — Con esto sera suficiente para comunicarnos.

Se separaron como había acordado Hansel, en su trayecto a Darkness empezaron a susurrarle. En este momento, su acompañante de por vida quería hablarle.

Darkness: ¿Qué quieres en este momento?

Demonio: Si yo me quisiera comer a alguien, lo llevaría a un callejón. Así que no seas tonta y busca ahí.

Claro, tenía un punto.

Caminó de cuadra en cuadra, asomándose en cada callejón, hasta que vio a su amigo sometido contra la pared, sus brazos se veían destrozados. La persona que le estaba haciendo daño era muy alta, y sus armas se miraban pesadas. En un impulso, y sin ver claramente que hacer, grito el nombre de Delico.

Los dos voltearon a verla. Perfecto para que Delico se pudiera escapar, haciendo un movimiento rápido tiro a su oponente. Dio un salto, y se subió por las escaleras oxidadas.

Darkness saco su guadaña dispuesta a pelear, pero aquella persona no le tomo importancia a su presencia. Tomo sus cadenas y las lanzo a la azotea, usándola como cuerda para subir.

Darkness: Encontré a Delico, vengan acá. —Dice por el walkie talkie.

Sabía que los demás iban a tardar bastante, así que subió las escaleras deprisa, con la esperanza que siguieran en el techo de aquel edificio. Su amigo se veía exhausto, incluso pálido.

Darkness: Delico — Intenta acercarse para incorporarse a la lucha.

Delico: Darkness, gracias que estas aquí.

Darkness observa que la persona con la que está luchando, está igualmente herida.

Darkness: Has hecho buen trabajo, deja me encargo yo ahora.

Delico: No, lo haremos los dos juntos. — Se incorpora para seguir luchando.

El portador de la mascara deja salir una carcajada.

Darkness sale primero, haciendo chocar su guadaña con las cuchillas del oponente. Y nuevamente, le empiezan a susurrar. — La mascara, quitarle la mascara.

Darkness dirige todos sus golpes a la cara, con las intenciones de romper lo que cubría el rostro del muchacho.

Al ver los movimientos de su compañera, entendió lo que trataba de hacer, así que, con sus ultimas fuerzas, saco unas cuchillas de sus brazos, y con un golpe certero, agrieto la mascara.

Finalmente, Darkness termino de romperle un pedazo de ella, dejando al descubierto medio rostro.

Al hacer esto, el chico se tapo la cara, dejando que Delico le clavara una cuchilla en la pierna izquierda.

Se quedaron en silencio un momento, la noche los abrazaba, las estrellas se asomaban como si quisieran ver aquel espectáculo, las corrientes frías de aire hacían temblar a Delico, las heridas empezaban a dolerle cada vez más.

Y en ese instante de paz, escucharon pasos. Las escaleras vibraban, los dos se pusieron en posición de ataque, dándole la espalda al chico moribundo y herido.

Para su sorpresa, eran sus amigos.

Darkness suspira aliviada.

Delico: ¡Chicos!

Midori: ¡Deli! —Lo abraza, pero su amigo hace un gesto de dolor. — Lo siento, lo siento.

Hansel: ¿Y el cadáver? — Dice de broma, al ver que estaban completamente solos en el techo.

Delico: No está muerto, está justo atrás — Voltea, pero se lleva la sorpresa de no encontrar nada. — Maldición.

Darkness: Escapo, ¿pero cómo? — En su cabeza, la misma voz que la atormentaría toda su vida le susurra — Tienen a la oscuridad de su lado.

Aquel momento se vio interrumpido, las escaleras volvieron a vibrar, una chica subía con dificultad.

Darkness: ¿Quién es ella?

Midori: Oh, ella, fue la última persona con la que interactúo Delico.

Chica: Lo estaba ayudando, pero de repente se esfumo.

Darkness solo la mira.

Chica: Yo.. Me llamo Daerlix, un gusto. — Mira a Delico, quien estaba estupefacto.

Aquella chica que le había robado la mirada, realmente existía. Su corazón empezó a palpitar muy fuerte, sentía las orejas rojas, todo se calmo hasta que su vista se nublo completamente.



-
Mientras tanto, en algún otro callejón de la gran ciudad, dos chicos conversaban.

Orfeo: Te salve el trasero Guido, wow, salve a la gran bestia de jade. — Dice orgulloso de sí mismo. —¿Crees que me den un aumento por salvarle la vida al hijito del jefe?

Guido se incorporó aún mal herido, aquellas palabras le habían hecho enfurecer, tomo una de sus cuchillas y amenazo a su compañero.

Guido: A ver, imbecille, no soy el maldito hijo del jefe, que te quede claro. Si me salvaste es por que así te lo ordenaron, no te metas conmigo.

Orfeo no se inmuto aunque tuviera la cuchilla demasiado cerca de la garganta. Solo se limito a asentir, y de un momento a otro, la oscuridad los consumió a los dos.







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Me apure en publicar para que Xime publique pronto >:3
Mi intención es subir otro capitulo antes de que se acabe el año jiji, así que todavía no me voy.

Cualquier duda pueden escribirla abajito, siempre y cuando no sea un spoiler xd
¿Qué les pareció?

Gracias por leer~

Luna

lunes, 23 de diciembre de 2019

23. Luces de Navidad.


Como olvidar esta epoca del año. De niño, Delico y su abuelito adornaban el viejo pino frente a su cabaña. Esferas, copos de nieve, luces de colores. Eran buenos tiempos.

En la sala, Midori desenreda con dificultad una serie de luces, a su alrededor hay cajas llenas de objetos de colores, Delico le ayuda a separar las esferas en buen estado de las rotas.

Tras aquel viaje, no podía evitar sentirse triste. Y sí, los chicos lo habían notado, así que propusieron decorar la casa para alegrar un poco el ambiente.

Midori: Esto es demasiado complicado, aaaah — Suspira un poco frustrada— ¿Cómo vas Deli? — Dice volteando a ver a su amigo, con la esperanza de que no esté igual de estresado.

Delico: Hay más esferas rotas — Dice decepcionado.

Midori: Eso significa solo una cosa, ¡Tenemos que ir de compras! — Su rostro se ilumina.

Delico: ¿Segura? Afuera está nevando.

Midori. Por eso tenemos ropa calentita. ¡Vamos! — Se levanta de un brinco, entusiasmada toma a su amigo del brazo.


Antes de salir de casa, tomaron un poco de chocolate caliente que había preparado Darkness. Se dirigieron al centro, aunque la ciudad siempre es un lugar triste y gris, en épocas de invierno siempre se ilumina de colores. Muchas personas salen y entran de las tiendas, los cafés están llenos, las risas de los más pequeños mientras juegan con la nieve es agradable.

Midori: Hay mucha gente, pero por la hora no creo que sea buena idea que uses la mascara, llamaremos mucho la atención.

Delico: No hay que tardarnos mucho, evitemos problemas.

Midori asiente. Su primera visitas fue a una tienda de esferas. Ahí observaron todos los diseños y tamaños existentes.

Saliendo de la tienda, la nieve empezó a caer más fuerte, haciendo que buscaran refugio en una cafetería cercana. Había mucha gente esperando lugar, así que no quedaba de otra que hacer lo mismo. Mientras tanto, escuchaban con gozo la interpretación de una banda que tocaba en el local.


Finalmente la tormenta de nieve terminó. Toda la multitud que se había refugiado en distintos comercios empezaron a salir, haciendo consigo un caos.

Midori: No te separes mucho Deli, todavía tenemos que comprar luces. — Lo toma de la mano, y entre la gente, empiezan a moverse con dificultad.

Diferentes rostros pasaban fugazmente por sus ojos, solo podía sentir como era arrastrado y empujado. Y entre el alboroto, unos ojos le hicieron perderse.

Sin darse cuenta soltó la mano de Midori, y empezó a seguir lo que lo había cautivado. Hasta encontrarse en medio de todo, reacciono, había perdido a su amiga.

Mientras intentaba ubicarse, sintió como alguien chocaba suavemente con él. Al darse la vuelta, aquellos ojos bonitos lo hicieron sonrojarse un poco. Una chica de porte elegante y coqueto pedía disculpas.

???: Disculpa, es imposible moverse entre tantas personas.

Delico contempla el rostro de aquella chica antes de reaccionar.

???:  Pero está bien, así pude dar contigo.

¿Había escuchado bien? Sacudió la cabeza para asegurarse que no estaba en un sueño. Tomo aire y se limito a contestar.

Delico: No te preocupes.

La chica asientes mientras le regala una sonrisa.

???: ¿Estás perdido?

Delico: No, no. Bueno — Mira a su alrededor— Perdí a mi amiga.

???: Oh, ¿necesitas ayuda?

Delico: Creo que sí.— La mira avergonzado — No es necesario que te quedes a ayudarme, pero agradezco la intención.

???: No hay ningún problema, me sentara bien ayudar a un chico tan lindo como tú.

Delico se volvió a ruborizar. La chica lo tomo del brazo, y caminaron juntos hasta encontrar a Midori.
Lo que estaba pasando parecía un sueño. Y aunque pasaron por todos los locales, buscaron en todas las bancas, no lograron hallarla.

Delico: Tal vez regreso a casa.

???: ¿Seguro? Podemos seguir buscando si quieres.

Delico: No quiero disponer más de tu tiempo, además ya esta anocheciendo. Puedo llevarte a casa si gustas.

???: Gracias, que lindo. — La chica sin pensarlo, se abalanzo hacía él, pasando sus brazos por su cuello, acerco sus labios lo más que pudo a su oreja, esto le puso los pelos de punta a Delico. Con dulzura le susurro. — Voltea.

Aquel cálido momento se vio interrumpido por una corriente helada. La chica se esfumo, y en cuestión de segundos las calles llenas de vida, se había limitado a un callejón oscuro.


Mientras tanto, al otro lado del centro, Midori gritaba desesperadamente el nombre de su amigo. —No, no, ¿cómo lo pude perder? — Se lamentaba una y otra vez. — Tengo que ir con Hansel y Darkness.


Delico volteó como la chica se lo había indicado. Al otro extremo del callejón había alguien tapándole el paso. Su rostro estaba cubierto por una mascara, sostenía dos cuchillas pegadas a unas cadenas. Lo único que alumbraba, eran las luces cambiantes de navidad que adornaban las calles.





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Espero les guste.

¿Qué hará Deli ahora? ¿La chica fue en algún momento real?
¿Quién es esa persona? ¿Es buena, es mala?
Eso lo sabremos hasta el próximo capitulo, tal vez hasta el próximo año, depende.

Por ahora solo me queda decirles, que tengan una bonita Navidad.
Gracias por seguir mi historia.

Luna





viernes, 6 de diciembre de 2019

22. Cartas extraviadas.


Como cada mañana Hansel revisa el correo. Sostiene un cigarro con los labios, toma el montón de cartas y lee el remitente de una por una. Para su sorpresa, habían tres cartas de Neo, los sobres estaban maltratados, incluso el color blanco se miraba amarillento ahora.

Sube a la sala de estar, ahí están los demás, Darkness lee como de costumbre, mientras tanto Midori juega con el cabello largo de Delico.

Hansel: Tenemos cartas de Neo —Dice, mientras menea los sobres en el aire.

Darkness: ¿De Neo? — Interrumpe su lectura para ver sorprendida a Hansel—.

Hansel: Ha de ser importante, pero me sorprende la calidad del sobre, por lo que recuerdo es un tipo muy especial.

Midori: No ha de ser su culpa, tal vez el cartero maltrato mucho los sobres.

Delico asiente, refirmando lo que su amiga acababa de decir.

Hansel: Bueno, que más da. Abramos esto de una vez.

Al cortar los sobre de las tres cartas, se dan cuenta que la fecha más reciente era de hace dos meses.

Hansel: Creo que ahora comprendo porque estaban en tan mal estado, esto es coreo atrasado.

Darkness: ¿Y qué dice?

Hansel se concentra en el cuerpo de la carta, por como cambio su expresión, definitivamente no era algo bueno.

Midori: ¿Y bien?

Hansel: Delico...Neo habla sobre tu abuelo, él — Traga saliva, era difícil de decir— Está enfermo.

Delico queda estupefacto, más que la enfermedad, su corazón latía más fuerte al saber que estaba con vida, tras aquel fatídico día, solo recordaba como aquellos hombres iban lastimando a la gente solo para dar con su paradero, tuvo que abandonar su casa lo más rápido, en ese entonces lo que le pasó a su abuelo era un completo misterio.

Hansel decide entregarle las hojas a él, para que terminara de leer todo lo que Neo relataba.

Delico: Tengo que volver.

Hansel: Hey, sé que es grabe, pero piensa que el lugar puede estar vigilado. No podemos exponernos.

Delico: ¿Entonces qué se supone que haga? No puedo dejarlo solo...ni si quiera sé si sigue en este mundo.

Darkness: Tranquilo, apoyo que vayamos con tu abuelo — Mira a Hansel— Creo saber dónde ir para arreglar lo de la vigilancia.

Hansel: Creo que ya sé con quien, no pienso regresar ahí.

Midori: ¿De qué hablan? ¿ A dónde vamos?

Darkness: Tengo una conocida, ella puede cambiarnos de apariencia, se dedica...

Hansel: A LA BRUJERÍA, pensar en su presencia me estremece.

Midori: Uy, suena interesante.

Delico: No es necesario que me acompañen chicos, puedo ir solo.

Midori: No no no, quiero conocer a tu abuelito.

Hansel: Es peligroso.

Midori: Shhhh, nosotros te apoyamos Deli. La familia es la familia.

Delico: Gracias chicos.


A medianoche se encaminaron a los barrios bajos, donde podías encontrar todo tipo de negocio. Entre ellos, la brujería. La conocida de Darkness ya los había ayudado, pero solo en ese entonces cuando Hansel y ella trabajaban juntos.

Darkness: Llegamos — Hace parada en una fachada lúgubre.

Midori: Que...curioso lugar.

Darkness: Es como sentirse en casa — Entra al lugar, en medio, una mujer de cabello revoltoso los esperaba — Cuanto tiempo Bríd.

Bríd: ¿Tú crees? Tiene años que no te veo linda. Ahora traes a más gente, ¿en qué los puedo ayudar?

Darkness: Necesitamos cambiar de apariencia, al menos que dure un día.

Bríd: Ya ya, puedo hacer eso. Pero les costara caro, aunque puedo hacerles un descuento por ser cuatro.

Darkness: Nosotros nos acomodamos a tus precios.

Bríd: ¿Más o menos como quieren verse?


Tras una larga espera, los cuatro salieron de aquel lugar. Bríd les había advertido que su menjurje no sabia bien, podría tener efectos secundarios, y una vez tomado, los cambios no desaparecerían hasta pasar 24 horas.

A medio día, con sus nuevas apariencias, tomaron un bus que los dejaba en la ciudad vecina, donde Neo, Oliver, Mylo y Miram vivían. La ciudad seguía igual de gris, el cielo no se veía ni un poco diferente desde la ultima vez que estuvieron ahí.

Llegar a las montañas no era fácil, la única forma era a pie, y si les iba bien, podrían encontrarse al señor Ben con su vieja camioneta.

Pero este no fue el caso. El camino marcado para subir a aquel pequeño poblado era largo, Delico todavía podía oler su sangre mezclarse con los charcos de los hombres que había asesinado para salvarse.

Y finalmente, llegaron. El lugar no había cambiado mucho, hacía casi un año que abandono su hogar. Las personas los miraron extrañados, era cierto que ya no llegaba mucha gente nueva, menos jóvenes.

Sin importarles mucho las miradas, los cuatro se dirigieron a la casa del señor Toov. Y ahí estaba, Delico toco suavemente la puerta, la señora July les abrió.

Sra. July: ¿Quienes son ustedes?

Hansel: Somos conocidos del señor Toov, recibimos unas cartas sobre su estado de salud.

Delico: Necesito ver a mi abuelo...

Sra. July: ¿Tu abuelo? Pero si el señor Toov no tuvo hijos... A no ser que...No —Observa a Delico con cuidado, era cierto que su apariencia no era la misma, pero su porte, y sus ojos eran inigualables— ¿De...Delico?

Asiente, la voz quebrada de la señora July, lo había hecho sentirse triste.

July: ¿Qué paso? ¡Estás tan cambiado! Es peligroso, no pueden quedarse mucho tiempo aquí, esos hombres, malditos, vienen a patrullar en las noches.

Delico: Lo supusimos, por eso luzco así.

July: Pasen, pasen, tienes mucho que contarme.


Luego de una taza de té, y muchos detalles, Delico fue apto para pasar a ver a su abuelo. Este descansaba en su habitación, su mesita de noche estaba llena de medicamentos. Verlo así le partió el corazón.

Acerco un pequeño banco y lo coloco a un costado de la cama. Observo un rato a su abuelo, hasta que se atrevió a hablar.

Delico: Abuelo, soy yo, Delico. — Se dirige a él de forma amena, aunque en ese momento solo quería llorar— No sabes lo mucho que estaba preocupado por ti, fue duro dejarte sin asegurarme que ibas a estar bien. No puedo quedarme mucho tiempo, creo que te imaginaras por qué. — Suspira— Estoy completamente agradecido por todo lo que hiciste por mí, me frustra saber que no puedo hacer lo mismo por ti. — Se levanta del banquito para acercarse a su abuelo— Te amo abuelito. — Le da un beso en su frente arrugada.—


Por lo que les había dicho July, no podían quedarse más tiempo, los de Dulce Pianto podrían llegar en cualquier momento, y al ver gente desconocida, seguramente no se salvaban de un interrogatorio. Aunque antes de irse, Delico escribió un par de cartas sobre todo lo que había hecho, sobre las personas que había conocido, y a todo lo que tenia que enfrentarse. Se las dejo a la Sra. July, para que en algún momento, se las pudiera leer a su abuelito.







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Pues, aquí tienen otro capitulo enfocado en Deli y su abuelito uwu
Estaba tentada a hacer esto más sad, pero mejor no, que afán tengo de hacer sufrir a mis personajes xd.

Espero les guste, tal vez haga un especial de navidad, ahora sí que mientras escribo todo lo bonito y tranquilo, porque ya se viene lo difícil (?

Gracias por leer~

Luna